PRIMERO- Amaras a Tu Dios y Señor con toda tu mente, con toda tu inteligencia y con todo tu corazón antes y sobre todo lo creado.


SEGUNDO- No hablaras mal de tus hermanos aunque tengas justicia para ello, a Dios le toca defender tu causa si fuere justa.


TERCERO- No amaras religión que no tenga por base el amor a Dios y la caridad perfecta con sus hijos sean los que fueren y la pureza de María.


CUARTO- Amaras a tus padres después que a Dios y a tus hijos lo mismo, para los primeros la veneración y el respeto, para los segundos la caridad y el buen ejemplo en todo, si haces lo contrario serás juzgado con rigor como autor del mal.


QUINTO- No juraras sobre cosa o criatura alguna con falsedad, ni tomaras a Dios como testigo de mentiras, si así lo haces, el Hijo del Hombre te demandara porque a Él le toca defender tu causa.


SEXTO- No harás trabajo lucrativo en día domingo, si tuvieras necesidad por tu trabajo o compromiso verdadero, te impondrás una penitencia conforme a tus circunstancias por pertenecer este día a Dios.


SEPTIMO- No tomaras la mujer de tu hermano como si fuese tu esposa, ni harás mal a las que no son de tus hermanos.  Porque esto es abominación ante Dios.


OCTAVO- No tomaras lo ajeno sin permiso del dueño, ni se te permite la usura causando graves males con ello, más si esto fuere de restitución para ti, sólo se te permitirán las ganancias permitidas por las leyes.


NOVENO- No tomaras bebidas embriagadoras, ni deberás embriagarte de forma alguna, porque esto es abominación ante Dios.  Y en este precepto se te dicta también que en ningún tiempo y forma comerás la inmunda carne de cerdo, porque ello hace impura tu naturaleza, como Pueblo de Dios.


DECIMO- No tendrás ocupación ruinosa o que quite la moralidad y proteja en algo a la degeneración y los vicios.


DECIMO PRIMERO- No protegerás la guerra civil dividiendo a tus hermanos y sólo se te permitirá tomar parte en guerras extranjeras, cuando el gobierno sea el que fuere así lo considerare y aún así te portaras con la mayor caridad, porque todos son hermanos e hijos de Dios.


DECIMO SEGUNDO- No harás infanticidio en los niños que están por nacer y si lo haces, serás castigado por el Espíritu Santo.


DECIMO TERCERO- Practicaras las virtudes de amor y caridad, pues no trataras mal ni con rigor a los pobres sean estos los que fueren.


DECIMO CUARTO- No maldecirás nunca lo creado por mano de Dios, porque eso es blasfemia, sino que glorificaras y ensalzaras todas sus obras en los Cielos y en la Tierra.


DECIMO QUINTO- No trataras con desprecio a los que sufren enfermedades de contagio o que se consideren asquerosas, antes deberás ejercer con amor tu comportamiento a los que tales enfermedades sufren.


DECIMO SEXTO- No hablaras de tus semejantes y hermanos en público, causando su deshonra y su muerte moral, porque esto es motivo de anatema y maldición, más deja tu causa a Dios que es la Justicia Suprema y él juzgara por ti.


DECIMO SEPTIMO- No deberás abandonar a tus hijos, pues como padre y madre ambos tienen la responsabilidad de ellos y sólo lo harás por tu necesidad de que otro les haga el bien, cuando sea conocida y comprobada la buena conducta de la persona bienhechora.


DECIMO OCTAVO- No deberás enseñar ni esforzar a los niños a que hagan y digan todas aquellas cosas que les inculquen y enseñen vicios y maldad, porque si lo haces, tu juicio será de anatema y maldición.


DECIMO NOVEMO- No deberás creer ni enseñar a persona alguna, historias o cuentos por vía de consejas de la manera siguiente: de espíritus malignos, apariciones de imágenes que no hayan sido verdad, castigos falsos, transformaciones de gentes, todo lo superfluo y malo.  Te queda prohibido promover o aceptar cualquier forma de adivinación, hechicería y prácticas malignas.  Tampoco creerás en los innumerables santos inventados por las religiones, ni en aquellos milagros que no sean de hecho y en verdad reconocidos como auténticos, porque todo esto es abominable y nefando ante los ojos de tu Dios y Señor.


VIGESIMO- No retendrás lo ajeno en tu poder, porque si retuvieses lo que no te pertenece, quedarás sujeto a restituirlo debida y justamente.


VIGESIMO PRIMERO- Visitarás y consolarás a los enfermos siempre que puedas. Más cuando sea necesario pedirás el auxilio espiritual de un sacerdote Elías para el agonizante y para preparar el lugar de su sepultura si fuera el caso.


VIGESIMO SEGUNDO- No tomarás armas para herir o quitar la vida a tus hermanos y semejantes.  Ni les quitaras la vida civil por medio de la difamación y la calumnia.


ASÍ DICE ELÍAS, EL HIJO DEL HOMBRE:
OBEDECED, CUMPLID Y HACED CUMPLIR ESTOS VEINTIDÓS PRECEPTOS Y VUESTRO DIOS Y SEÑOR TODOPODEROSO, REINARA EN TODO SU ESPLENDOR ENTRE VOSOTROS.  CARIDAD Y SIEMPRE CARIDAD CON VUESTROS HERMANOS Y DARÉIS TESTIMONIO DE QUE TODO EL QUE CUMPLE ESTA LEY VERA A DIOS EN TODO SU ESPLENDOR Y GRANDEZA.
ASÍ SEA.
Esta presentación de La Ley Moral del Enviado Elías, ha sido adaptada para su mejor comprensión, tomando los datos de los Originales Veintidós Preceptos del Arca de la Dolorosa, que el Sr. Don Roque Rojas entregó a la Srta. Dolores Arriaga Lopezcano, el 24 de Diciembre de 1863, en la Cuidad de México, POR MANDATO DIVINO, PARA LA HONRA Y GLORIA DEL NUEVO PUEBLO DE ISRAEL REGENERADO.


¡ALABADO SEA EL ALTÍSIMO!
ASÍ SEA.