LOS TRES MESIAS Y LA VIRGEN DOLOROSA

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Los Tres Mesías del Espíritu Santo que han construido la historia sagrada del Pueblo de Dios son: Para el Primer Tiempo (De la salida de Egipto a la Anunciación del Ángel Mensajero a María, Era de Aries o Judáica)- Moisés de Leví. Para el Segundo Tiempo (Del Nacimiento de Jesús de Nazareth al Domingo de Resurrección de 1869, Era de Piscis o Cristiana) Jesús de Nazareth. Para el Tercer Tiempo (Del Domingo de Resurrección de 1869 al Domingo de resurrección de 3869. Era de Acuario llamada Eliana) Roque Rojas Elías el Prometido, aunque las eras zodiacales no tienen una correspondencia cronológica exacta, si están íntimamente relacionadas con los acontecimientos bíblicos.

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Cada uno de ellos ha cumplido con una misión distinta, pero complementaria, ninguno de ellos ha hablado por sí mismo, sino que lo han hecho en el Nombre del Todopoderoso Dios que los envía, porque estos Seres Divinos han habitado con Dios, por eso se les reconoce como Enviados Divinos, es decir como venidos de algún lugar distinto al nuestro; prometidos porque han sido anunciados por las escrituras sagradas, de ahí el nombre de Mesías. Como sabemos son enviados ¿De dónde más habrían de venir, si son el cumplimiento de una promesa hecha por Dios a su Pueblo? ¿De dónde más sino de Dios mismo? Los tres descendieron a la Tierra para presentarse a Abraham y a su esposa Sara, como ángeles, como seres luminosos y puros. Son los mismos que estuvieron con Lot en Sodoma y son los mismos que se transfiguraron en el Monte Tabor ante la presencia atónita de Pedro.



Ellos, enviados de Dios, han venido a la Tierra como verdaderos hombres para hablar a los hombres en su mismo idioma y para habitar con ellos en su mismo espacio y tiempo, con sus mismas limitaciones y necesidades pero cubiertos de la Gracia Divina.

Han venido a la Tierra para rescatarla de las garras del enemigo y a rescatar a todas las almas que por sus méritos alcancen la salvación a través de las doctrinas salvadoras que ellos mismos vienen a enseñar.

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Ninguno es más que el otro, ellos no tienen ego ni mucho menos compiten entre sí, como pretenden descubrir los necios, cada uno ocupa un lugar predispuesto, un lugar que el Plan Divino del Padre ha reconfigurado después de la gran traición del enemigo y ¿Quién podrá discutir sobre las decisiones del Todopoderoso con respecto a sus Enviados? Nada se debe inventar, pues estas decisiones ya han sido claramente reveladas en las sagradas escrituras.

Las Divinidades vienen a la Tierra con el objetivo de restablecer el orden y el paraíso perdidos, para restablecer El Reino de Dios y pisotear el reino de las sombras y el pecado, vienen a destronar al impostor y a sus legiones, que viven de atormentar a las almas hechas a imagen y semejanza del Padre y para ello establecen una doctrina y fundan una Iglesia con características adecuadas para cada tiempo, pero con una sola y auténtica verdad que se continúa y se complementa.

Moisés y Elías estuvieron con Jesús en el Monte Tabor para infundirle aliento antes de su sacrificio, hoy Jesús y Moisés acompañan a Elías en la Restitución y Regeneración de las Doce Tribus del Nuevo Pueblo de Israel, del Nuevo Pueblo que lucha junto con Dios. Y aún regresará Elías a preparar el camino a Jesús que vendrá, con toda gloria y majestad para tomar posesión del Reino en la Nueva Sión, después del Juicio Armagedónico en el Día Grande y Terrible del señor, según lo anuncian las profecías.

Por la grandeza de que son revestidos se ha llegado a divinizar a los enviados, al grado de compararlos con Dios mismo o confundirlos con él. Pero no caigamos en el engaño de la idolatría. Dios es Uno y Eterno. Amemos a Moisés, alabemos a Jesús y veneremos a Elías en acuerdo con el sitio que el Altísimo les ha designado, porque ellos son el verdadero camino para alcanzar la gloria de la eternidad y son la forma más pura en que el Todopoderoso se manifiesta a nosotros, que siendo tan pecadores difícilmente podríamos ser dignos de ver aunque fuera por un instante, el brillo de su rostro o de escuchar aunque vagamente los sonidos de su voz. Si aún menos somos capaces de comprender la voluntad de sus designios, sólo nos queda la intercesión de ellos. Por eso el Hijo de Dios nos dice: “El que ha visto al Hijo ha visto al Padre y el que ama al Hijo ama al Padre”.

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LA VIRGEN DOLOROSA REINA Y PATRONA DE LOS ELIASISTAS.

Desde el segundo tiempo fuimos encomendados a su protección y cuidado en el misterio de las palabras que pronunció su Divino Hijo en el ara de la cruz, “Madre he ahí a tu hijo, hijo de ahí a tu Madre”, donde en la presencia de Juan el discípulo amado, todos los seres humanos fuimos entregados a su regazo maternal en el mismo instante de santificar su alma, al momento mismo de compartir sin merecerlo el dolor de la muerte de Jesús y con ello compartir también el sacrificio que nos daría el derecho a la resurrección.

En este Tercer Tiempo El Maestro Roque Rojas nos la manifiesta en su dulcísima advocación de la Virgen Dolorosa y le corona como Reina y Patrona de los Eliasistas; en esta presencia el Enviado Divino hace alusión a su misma madre la Sra. María Dolores Esparza, pero sobre todo se refiere al momento en que compartió La Abnegada Madre María, el sacrificio salvador de su hijo, el Hijo del mismo Dios.